martes, 7 de junio de 2011

que se mueran los feos





Le sudan las axilas cuando habla frente a un grupo de personas que no conoce. Entierra los ojos en el suelo, como una planta, resistiéndose, con el temblor de sus manos tratando de coger el papel que lentamente recita. Escucha su propia voz como una voz desconocida, sin cuerpo ni voluntad. El papel resiste el paso de su lectura y con el peso del miedo que le atraviesa la garganta, esconde las pestañas dentro de los ojos.
                                          Y tirita, y las manos le tiemblan como un pozo de agua cuando el viento disipa su reflejo, y los ojos se le hinchan, y parecen dos vertientes absurdas por donde rueda amablemente su llanto. El público se impacienta y respira al unísono en clave de bolero, mientras el hombre, que se desvanece en pequeñas gotas, luce desencajado, con el vestido de su madre sobre el pantalón de drill y la camisa con rayas , como si de pronto hubiera sido presa de un sueño homosexual. La luz no ayuda, el cenit que reposa sobre su cabello lo inquieta, lo descubre en toda su fealdad. Quisiera morirse. Lo ha pensado tantas veces que no le sorprende que el mismo deseo se le anude de nuevo como una regresión impaciente. La voz se le quiebra y las palabras que se posan sobre la boca se resisten a ser nombradas.                      Quisiera morirse de nuevo.
Con un arma en el medio de los ojos le encantaría disparar y caer verticalmente sobre la gente, como una gaviota depositando el pico sobre un lago.

A.

domingo, 10 de abril de 2011







eres el verso que me incendia el vientre,
la palabra que se hace secreto de sólo pensarla.










A.




miércoles, 6 de abril de 2011

Cuánto








Personalidad

Es tan complicado encontrar una personalidad que no se avergüence tanto de mi. Ésta que no me tolera cuando me bajo la bragueta mientras cuelgo de las patas a un pájaro, o la que se hace la sorda cuando le hago evidente que hubiera preferido nacer refrigeradora. Si me preguntan a cuál de las dos elijo, me inclino por la que tenga el menor costo, o la que me permita comprar una que me entalle mejor. Tal vez a cuadros, como la de un niño bobo vestido por su madre, atrevido, con un aparato dental en la boca y mordiendo el segundo piso de su casa.

A.






domingo, 27 de marzo de 2011

Eres

A.










Para seguir en la ruta








“Cuando le preguntaron a Keith Richards, guitarrista y compositor de Los Rolling Stones, que si se sentía atemorizado ante las muertes consecutivas de su compañero Brian Jones, Jimi Hendrix y Janis Joplin, contestó: “¿Asustado?. Ni un tris. No vaya a creer que soy una persona así débil como ellos”. Allí está la gran diferencia, en el implacable mundo del rock and roll. El instinto musical debe controlar toda clase de temor, inseguridad y sensación de vacío. El artista tiene que ser de cabeza fría, nervios de acero y muy estabilizado psicológicamente. Y tener nociones de economía. Si no, difícilmente podrá vivir al éxito de la sociedad capitalista.”

De: Mi cuerpo es una Celda, Alberto Fuguet.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Sebakis



Si tuviera…

Si tuviera una mano mas, cortaría nuestra relación mientras te hago mimos. Con una pierna mas, podría jugar al pisa pisuela y comenzar el 50% de mis clases de tap. Con un codo mas, podría estar hasta los codos sin desperdiciar mis brazos. Con otra lengua, los trabalenguas serian pan comido, pero el pan lo tragaría una sola boca. Si tuviera tres ojos, me copiaría los exámenes mientras me hago el dormido. Con otro pito jugaría a los espadachines conmigo mismo. Con otro yo, podría contarme este cuento, mientras el otro yo, me cuenta este cuento. Con otro cuento como este, perdería el copyright. Con una frase igual a esta, con una frase igual a esta.

                                                                                                       sebastián kirzner. 






quiero una vida



quiero una vida a tu lado, tan tormentosa como se pueda vivir.
en un edificio de 12 pisos que no podamos evitar, con vecinos irresponsables y pequeños, tan pequeños como lleguen a ser nuestros problemas.
                   una vida como una superficie en blanco, con los contornos dispuestos a ser sepultados con disputas y secretos inaudibles,
con tu infinita prudencia haciéndole un espacio a mi ego, en un poema sobre otro,
inmóvil,
como un fuego incalculable cayendo verticalmente desde el cielo.
quiero una vida a tu lado, sin supersticiones, 
con el dolor de ansiarte cerca, con este amor filudo,
siendo vulnerables a  cualquier clase de espera,
al horroroso temor de hacernos daño.
una vida que encaje perfectamente como mi boca a tu sed, en el beso agitado donde nuestra batalla recién empieza, cuando la pausa se reanuda y amablemente nos golpeamos uno al otro. una vida, en defecto, que pueda soportar la ira del mundo, torpe y poco ordinaria,
como esta que llevo contigo,
desde ti.


A.






La soledad de Abencia Meza



Quién puede decir que el olvido es una especie de plataforma,
un viaje sideral o virtud inane,
una máquina maravillosa que hace insoportable la idea
de que la historia se haga en pequeñas porciones irrepetibles,
que probablemente la nostalgia sea el combustible perfecto y razonable
que confirme que la rebeldía del destino
en nuestro caso y el de los otros 
acaba por insinuar
que medio cuerpo por la ventana, es también medio cuerpo dentro de la casa.