sábado, 24 de abril de 2010



ay si tus ojos me miraran
ay si tus ojos
me miraran todavía

la argentina

la argentina justifica su soberbia con acciones casi imperceptibles. engalana cada acto con precisión inglesa y con lo panudo que son sus barrios se dan el lujo de patear la pelota como di stéfano o como maradona. te miran con re-buena onda, te saludan con re-gusto y re -pitean por cualquier huevada, como si todos fueramos del uruguay. todos se hinchan las pelotas, se la toman toda, se rompen las bolas. están obsoletamente convencidos de que no existe nadie sobre la tierra que tenga toda la razón en astronomía, cartas o fulbito. sólo ellos. les gusta mecerte con una amenaza, con lo bruto de sus políticos, con sus rubias de senos grandes como magnolias. caminan como por una pasarela, e inclinan la nariz 30 grados hacia la luna, mientras que con una de las manos le dan vueltas de reloj al agua del matero. son la cagada, te saludan explosivamente como una granada a destiempo. si los miras raro es que los celebras, que ansías rayarte el pecho de celeste y blanco; pero si los miras bien, con cara de plátano, es que algo tienes contra ellos. a mí me importan un perejil los argentinos, para ser sincero, ni su parrilla ni su italianada para envolver perfectamente la pasta en el tenedor me jala el ojo. pero la gran culpable viene a ser la televisión o el psicoanálisis, la televisón por cable termina por argentinizarnos a los que menos nos parece. pensar por ejemplo en lo difícil que sería organizar nuestra vida sin susana jiménez, o raúl alfonsín. O encontrar otro pelotudo como francella, que sin ese bigote no llegaba ni a vender churros.

A.